Queridos lectores.
Estas líneas que van a leer
contienen un relato de mi vida que me ha dejado una moraleja muy hermosa en
Dios, y espero que a cada uno de ustedes pueda aportar de alguna manera.
Durante mucho tiempo pensé
que mi destino en este mundo no era otro que servir a mi prójimo, y fue así
como desde adolescente dedique parte de mi vida y de mi tiempo a ayudar a las
personas que me rodeaban, buscando sencillamente una satisfacción personal al
hacerlo. Hice parte por varios años una escuadrilla de policía cívica en la que
mi labor era apoyar en las noches los patrullajes que se hacían en busca de
accidentes de tránsito, y fue así como pude conocer de cerca el dolor y también
la muerte., disfrutaba ayudando y atendiendo heridos y en ocasiones lloraba con
las tragedias que se presentaban o le ocurrían a algunos. Fue desde entonces
que aprendí el valor de la vida, y aprendí que Dios pone su mano en cada
momento de nuestra vida, y que en ocasiones nuestras decisiones causan
consecuencias graves, algunas se pueden remediar y otras definitivamente no,
como aquel hombre que decide tomar licor y conducir su vehículo causándole
daños irremediables a personas que jamás en la vida habían consumido licor o
que sencillamente por cuestiones de la vida se encontraban en el lugar
equivocado.
Por eso digo que las
decisiones que se tomen traen consigo consecuencias que debemos asumir.
Todo esto causó en mí una
forma particular de vivir, hasta que conocí a la mujer que me daría dos hijos,
fue cuando contraje matrimonio y repentinamente y sin explicación alguna, deje
de lado mi servicio comunitario y me enfoqué en ese” hogar” que había decidido
conformar y que poco a poco fue
absorbiendo toda mi vida, mis sueño, mis metas, mi familia y proyectos hasta
convertirme en una persona monótona, aislada, egoísta, de mal genio. Pareciera
que mi vida estaba en manos de otra persona y así lo descubrí tiempo después
cuando empecé a salir de aquella situación.
Siempre había creído en
fuerzas ocultas y durante mi matrimonio pude notar varias situaciones a las que
nunca les presté atención y las que por poco me causan la muerte.
Poco a poco fui saliendo de
ese mundo en que me habían metido, y me preguntaba constantemente, ¿Por qué
estoy alejado de mi familiar?, ¿Por qué mi situación financiera es tan
precaria?, ¿Por qué siento que me falta algo?, ¿por qué mi corazón no siente
cosas bellas por nadie, inclusive ni por mi esposa?, eran cuestionamientos que
me llevaron a pensar en que aquella decisión de haber contraído matrimonio no
había sido la mejor de mi vida y que aparte de eso me faltaba el amor más
grande… EL AMOR DE DIOS EN MI CORAZÓN.
Fueron días difíciles,
tratando de buscar respuestas a mis problemas y a mi falta de sentimientos,
había perdido todo por mi matrimonio y la verdad no ganaba nada, no me aportaba
nada positivo, solo mis hijos a los cuales servía con amor infinito.
Sin embargo pude conocer el
amor de Dios en los ojos de un ángel, que llego a mi vida, sembrando en mi
corazón sentimientos nuevos, regresándome la vida, y fue así como pudo mi
corazón sentir nuevamente, emocionarme, retomé mi vida, y con la ayuda de esa
persona pude encontrar aquellos 8 años de mi vida perdidos. Aquel ángel fue mi
segunda oportunidad de vida, enviada por Dios a mí, trajo consigo la alegría a
mi rostro, devolvió la ternura a mis manos y poco a poco empecé a sanar
aquellas malas experiencias de mi pasado.
Fue así como me separé y
empecé a asumir las consecuencias de aquella decisión, cada vez me daba cuenta
de mi estado como persona y como ser humano, y sin rumbo, sin metas claras, con
miedo, decepcionado, confundido bajo el poder de una dominación externa maligna
que me poseía y me hacía actuar de forma extraña, no coordinaba mis palabras
con mis sentimientos, ni mis acciones con mis pensamientos, todo esto producto
de una manipulación del enemigo al cual estoy batallando con la ayuda de Dios,
quien todo lo puede.
Toque fondo hasta el punto
de lastimar a las personas que me amaban y que me rodeaban, y así como lo
mencionaba al principio, la vida me cambió nuevamente como si hubiese tenido un
accidente de tránsito. El enemigo logró opacarme y pase de sentirme enamorado a
sentirme triste y solo, de tener sonrisas a tener llantos, de tener anhelos a
tener desesperanzas… nuevamente el enemigo atacando y terminando lo bello que
existía en mi vida y que hacía poco había conseguido.
Ahora, he aprendido
lecciones muy hermosas que Dios permitió que aprendiera para darme cuenta de
que realmente su amor es infinito y que nunca me ha dejado solo, a pesar de que
por mucho tiempo nunca lo tuve en mi vida, ni permití que ocupara un lugar en
ella, siento que me acompaña, leo su palabra y puedo decir que él me ha
perdonado, me ama y me da lo mejor cada día, como la oportunidad de recomenzar
y de rehacer mi vida al lado de la persona que él puso en mi camino, aunque la
tarea es difícil, sé que voy a lograrlo y al enemigo derrotarlo.
Aprovecho esta oportunidad
para decirle a aquellos que confiaron en mí y que por mis acciones
involuntarias y fuera de contexto lastimé y defraude.
Esta ha sido una parte de
mi historia que resume varias cosas entre las cuales quiero resaltar: “El inmenso amor de Dios al darme una
segunda oportunidad de vida; el poder de la palabra de Dios, que hace que al
interiorizarla sientas paz y el optimismo por un futuro prometedor en sus
brazos, sin dejar de lado el hecho de que como humanos cometemos muchos errores
y como humanos debemos resarcirlos, así como Dios perdonó a los hombres y lavo
con la sangre preciosa de Jesús todos nuestros pecados, así podemos también
glorificarnos y salvarnos.”
Reflexión:
“no hay camino más seguro que aquel que se camina bajo la sombra del Señor
nuestro Dios, no hay Goliat que se resista a su poder y no hay mal que no se
pueda convertir en bien. Por eso luchen por sus sueños, entreguen sus problemas
y sus anhelos a Dios, él los llevará por el camino, aunque existan piedras y
espino, si vas de su mano nada malo pasará.”
Gracias,
.
Referencias:
Escrito por Juan Felipe Sanmiguel, Mi segunda oportunidad ,15 de Septiembre de 2015.
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